sábado, 19 de junio de 2010

Velad Siempre

El Señor es poderoso y fiel, pronto El vendrá por su iglesia, mientras tanto debemos obedecer al mandato de nuestro Dios: “Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo” (Marcos 13:33) porque sabemos bien que Dios vendrá como ladrón en la noche. Amen

Nuestro Padre nos prometió que vendrá pronto, cuando nosotros menos lo esperemos, y con estas palabras quisiera compartirles un sueño de revelación con respecto a su tan esperada venida.

- Todo comenzó un día, hermosa creación de Dios, era un día normal, una oportunidad mas que teníamos, pero pasaba algo en particular, el tiempo en ese día pasaba mas rápido de lo normal, yo me encontraba en el garaje de mi casa, estaba dando clases a un grupo de personas adultas, mi hermana también estaba dando clases en una casa que estaba al frente, de un momento al otro, el tiempo se detuvo completamente, en aquel instante, las lagrimas de felicidad y el miedo invadieron todo mi cuerpo por aquel acontecimiento tan impactante, mi hermano estaba fuera de la casa con algunos amigos, y mi primera reacción fue buscar y reunirme con mis hermanos, quería y necesitaba asegurarme que estaban bien, a mi hermana no la encontré, ya estaba el Señor se la había llevado, a mi hermano, lo tome fuerte de la mano y comencé a llorar montones, porque el con lagrimas en sus ojos me dijo: “Déjame, suéltame! Yo se que me voy a quedar, no me voy a ir”. Y yo con dolor y llanto le respondí: “No! Tu te vas conmigo al cielo! Porque eres salvo y yo he orado mucho por ti!”.

Aquel escenario era impactante, y extraordinario; las estrellas comenzaron a explotar, era como de noche, pero realmente no sabia, tenia el aspecto pero el tiempo, no existía ya, tampoco hora ni fecha, no se escuchaba ningún sonido, mas solo los lamentos y sollozos se escuchaba, la gente lloraba, había miedo, se podía sentir, era algo realmente escalofriante, no hay palabras para describirlo, muchos se sentían desesperados porque su tiempo había terminado, porque ya no tenían oportunidad de salvación, sabían que se quedarían, y lloraban rogando desesperadamente por una oportunidad mas. En medio de aquel acontecimiento, escuche una fuerte y clara voz que decía: “Heme aquí, el Rey de reyes, aquí vengo! Yo soy el que Soy!”. En ese instante mi cuerpo experimento una serie de sensaciones extremas, miedo, frió, felicidad, nervios! Simplemente no puedo describirlo..

.. Ya el Cordero estaba bajando por su iglesia-





Cada vez que relato, este precioso sueño que el Señor me dio, mi corazón se exalta, y mis manos se ponen frías y temblorosas, pues aquel sueño fue como una visión real.